DEL DOLOR AL PODER

DESDE LAS BARRERAS AL PODER

Pobreza menstrual

Pobreza menstrual se refiere a la lucha que enfrentan muchas mujeres y niñas con bajos ingresos al intentar comprar productos menstruales. Estos incluyen productos menstruales, analgésicos para el dolor y ropa interior.

Se prevé que la pobreza menstrual aumente en las próximas décadas ya que los países con mayores tasas de pobreza tienen altas tasas de natalidad.

El estigma que sufre la menstruación impide que se destinen recursos para abordar el problema.

Globalmente al menos 500 millones de mujeres se ven afectadas por la pobreza menstrual.

Los productos menstruales no son accesibles en muchas áreas rurales y están sujetos a impuestos de hasta el 25%.

Infecciones crónicas debido al uso de productos menstruales que no son seguros (trapos, resina…)

Altamente ligado al ausentismo escolar, ya que las niñas faltan a la escuela cuando tienen la regla.

La prostitución a cambio de compresas es una práctica común y aumenta los embarazos no deseados en las adolescentes.

La menstruación es un tabú muy estigmatizado que daña la salud física y mental.

Menstruación y plástico: Los productos menstruales forman son la quinta categoría de plástico más común en los océanos.

Las compresas menstruales están hechas en un 90% de plástico, un paquete equivale a 4 bolsas de plástico y tarda cientos de años en degradarse. Actualmente hay alrededor de 3.82 mil millones de mujeres en la tierra y cada día 800 millones están menstruando; ¡El impacto medioambiental es enorme!

Capitalismo menstrual

El capitalismo menstrual se define como “la comercialización y venta de productos de higiene menstrual por medio de mensajes feministas que intentan crear un 'efecto halo' de relaciones públicas para las empresas que son, en esencia, empresas comerciales” Bridget Crawford.

Menstruación y tóxicos

La mayoría de los tampones y compresas de un solo uso utilizan los siguientes productos químicos altamente relacionados concáncer, alteración endocrina y toxicidad reproductiva.

Las compresas convencionales suelen utilizar polímeros superabsorbentes. Estos contienen poliacrilato de sodio, un material sintético que no es biodegradable y fabricado a partir de ácido acrílico, que está asociado con numerosos criterios de valoración adversos para la salud.